A veces me siento Buster Keaton en Cameraman

A veces me siento Buster Keaton en Cameraman

Eyumi Andraca Solano

Todos pasamos por momentos absurdos a lo largo de nuestro día y también de nuestra vida. Sin embargo recordar estos momentos se vuelven  más divertidos cuando te dedicas a una profesión u oficio que te demanda la interacción con las personas para conseguir tu objetivo, en este caso me refiero particularmente a los fotógrafos.

Seguramente innumerables veces has pasado por ese incómodo momento en que está todo listo para capturar esa imagen deseada, guardas la distancia necesaria, acomodas la cámara en tus manos apresuradamente, y justo en el momento de acercarte al visor observas a través de tu preciado objetivo una negrura absoluta espeluznante, los nervios no se hacen esperar, todo se vuelve inexplicable, miras los parámetros de tu cámara, resulta que todo está perfecto, entonces en tus adentros te preguntas ¿Qué diantres sucede?, segundos más tarde giras el cuerpo de tu cámara y …¡Eureka! sencillamente olvidaste destapar tu lente. 

Considero que este tipo de cosas suelen pasarle a todos los fotógrafos por más experiencia que tengan; la memoria por lo regular juega en nuestra contra cuando menos lo esperamos, y muchas veces olvidar detalles tan simples pero imprescindibles, no generan grandes problemas, aunque no está de más preparar todo previamente para no perderte la imagen que anhelabas y que en segundos puede esfumarse frente a tus ojos.

Después de todo esto, ¿qué tiene que ver Buster Keaton? Sin ir muy lejos este gran actor cómico, director y guionista estadounidense del cine mudo de los años 20, filmó el largometraje “Cameraman”, en él interpreta un fotógrafo ambulante común y corriente aparentemente no hay mucho que destacar de él, sin embargo su vida da un giro de 360 grados, gracias al amor por una chica, que lo hace intentar trabajar en la Metro Goldwyn Mayer y convertirse en un camarógrafo inexperto, donde a pesar de su condición humilde y personalidad atolondrada, no se rinde ante los fracasos que van surgiendo a lo largo de la trama y que poco a poco pareciera que va alejando el amor que con tanto trabajo persigue.

Esta película me resulta interesante y entretenida, porque además de observar el gran talento de Keaton como actor y director, refleja que siguen existiendo los “Cameraman” en nuestra actualidad, con muchos errores y también aciertos que se quedan para sí mismos, pero que estoy convencida que de todo lo negativo queda mayormente un aprendizaje positivo, que hace desarrollar más las habilidades necesarias en este mundo de la imagen, en donde cada vez tienes que actuar más rápido, resistir la competencia y no soltar el objetivo que haga realizarte como fotógrafo.

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