Encuentro notorio que los “fotógrafos de calle”, así dichos en el argot fotográfico, son quienes exhiben con pulcritud, la gran diferencia que hay entre mirar y observar. En términos propios, la diferencia entre ambas es el tiempo que se le dedica a cada acción, el acto de detenerse y dirigir la atención a algo, o no.
Lo cotidiano sofoca los instantes, hemos escuchado de sobra que la ciudad padece de un ritmo acelerado, parece un ente que invita al agobio y saturación de situaciones, todo está pasando todo el tiempo, el ritmo de vida de la ciudad nos hace percibir los momentos de manera más apresurada, como si todo el tiempo estuviéramos pensando de qué manera podemos hacerlo rendir mejor, los días parecen cada vez más cortos, e insuficientes las horas. En medio de esta maníaca manera de vivir en la ciudad, parece igual de inevitable sentirse absorbido por ella.
Y es que, cuando miramos, es posible que nuestra atención esté interiorizada, estamos más en el imaginario de un pasado o en un futuro, pensando, elucubrando o como dicen también “en piloto automático».
Son tan polarizadas las visiones del entorno que por otro lado están los contemplativos, los que están más atentos al tiempo presente y lo que sucede alrededor, que me resulta curioso saber cómo es que cada uno llegó a ese estado, ¿Cuál fue la suma de circunstancias que los hizo observar? ¿Cómo es que logran hacerse a un lado de ese ritmo imperioso? Los observadores me dan la impresión de haber desarrollado un equilibrio en su estado anímico para lograr estar en el tiempo presente y desdoblarse en los otros, las situaciones, los sucesos y todo para compartirnos una idea, señalar algo, darnos un mensaje o sólo hacernos contemplar lo que apenas si miramos.
En la foto de calle parece no encontrarse lo más novedoso, porque mucho de ello sucede frente a nuestras narices, y es que el fotógrafo entiende la necesidad de aislar esos instantes, capturarlos, señalarlos con la intención de persuadirnos, recurren a la empatía, a dejar a un lado el mirar, respirar un poco más lento y comenzar a observar.
La CDMX es parte de ese top 20 de ciudades más pobladas del mundo, más personas es igual a más variables, mientras más variables más probabilidades, las probabilidades generan situaciones… pero no solo de situaciones se expresa la foto callejera, no solo lo que sucede, sino lo que está y ha estado ahí, imperceptible para muchos, invaluable para otros.
Es por esto que aquí les comparto un par de cuentas de fotógrafos de calle contemporáneos a los cuales sigo desde mi cuenta de Instagram y observadores que recorren las calles de México, y a veces me da la impresión que muchos hacen eco a fotógrafos consagrados, unos apelando al llamado “instante decisivo” otros mucho más contemplativos de los espacios, pero lo cierto es que cada uno en el conjunto de su obra se percibe un claro interés al entorno y lo que está sucediendo. ¿Ustedes quién me recomiendan?
Overview
SUPERB!
2 Reviews
